La mejor estrategia es la que tiene un objetivo claro y está basada en una profunda investigación de todas las variables (recursos, herramientas, públicos, tendencias del mercado, etc.).
La estrategia debe definir la conducta y acción comunicativa, y estar integrada en el desempeño de las personas que forman parte del equipo… sin personas implicadas en el cambio no hay mejora continua.
La estrategia de Comunicación es global; implica una integración en toda la estructura de la organización y afecta igualmente a sus proveedores y clientes. Sobre estos últimos, la organización también es corresponsable, y debe inculcar los mismos valores que predica.
Un modelo de bidereccionalidad en la comunicación nació como imprescindible en Relaciones Públicas con los Gruning y Hunt en el año 1984, en este modelo se define que para que exista una buena relación entre dos personas/organizaciones, debe haber una relación de reciprocidad.
Esto implica que la organización 1º lo haga bien, 2º lo haga saber y 3º lo haga valer.
La mejor estrategia es la que emana de la identidad corporativa y representa la organización en realidad.
En mi trabajo, una de las cosas más bonitas es descubrir la identidad corporativa, la estrategia o incluso el claim en las palabras y actos de las personas del equipo.
Conseguir que el equipo entienda la importancia de reconocer esos valores y potenciarlos, es un reto; sin embargo, la conducta comunicativa es sin lugar a duda lo más importante para nuestros públicos.